Como los hechos ocurrieron entre 1993 y 2003, libran una batalla legal para que la causa no quede prescripta y el agresor quede libre.
Todo comenzó cuando el acusado fue designado para cuidar a cinco niños, dos mujeres y tres varones, en el año 1993, como parte del sistema de tránsito que ofrece la provincia. 26 años después, tres de ellos se animaron a contar los horrores que vivieron bajo su tutela.
Los estremecedores relatos incluyeron violentos maltratos, abusos, corrupción y hasta las más aberrantes torturas. “Les hacía comer su propio vómito ensangrentado después de pegarles”, narró el abogado de las víctimas.
En 2003, cuando el Estado da cuenta de la situación de los niños, decidió alejar al adulto responsable del cargo de los menores; aunque no fue hasta 2019 que hubo denuncia formal.
Desde ese año, entonces, libran una batalla legal para que la causa no prescriba. Según la fiscalía, la única denuncia que podría tomarse como válida es la de la víctima, que en ese momento, era menor. En caso de que dicten la prescripción, el agresor podría quedar en libertad.